La transcripción de diferentes fallos que sustentan el desarrollo de la doctrina y la interpretación de la norma jurídica. El "Libro de Casos" (Case Book) recepta la jurisprudencia más relevante de nuestra CSJN y de la CorteIDH, cuya lectura y análisis colabora con la comprensión del texto constitucional
Exposición del Dr. Ricardo Alejandro Terrile ante el Tribunal del Concurso de la Cátedra Derecho Constitiucional 1
El caso "Gelman" dictado por la CorteIDH ha establecido importantes definiciones en torno al control de convencionalidad. Una síntesis del fallo para su lectura crítica
La República exige para ser tal, el reconocimiento de determinados requisitos, sin cuya existencia es impropio hablar de “República Argentina”: División de Poderes, Responsabilidad de sus gobernantes, Publicidad de los actos de gobierno, Estado de derecho, Periodicidad de los mandatos.
Posiblemente y sin perjuicio que mucho de los requisitos mencionados han sido alterados y distorsionados sus contenidos y propósitos, la “periodicidad en el mandato”, es uno de los más afectados por la llamada “enfermedad del poder”, virus que ha contagiado a gran parte de la dirigencia política de nuestro país.
Existen numerosas señales de esta perversa enfermedad, que ha implicado un grave deterioro y retroceso institucional .
Una de esas señales es el desbocado afán de perpetuación en el poder del que hacen gala varios de nuestros hombres políticos, que no dudan en reformar, enmendar, reenmendar, con complicadas e irrazonables interpretaciones en las que invocan permanentemente la “soberanía popular”, las constituciones provinciales, la normativa local o el derecho comparado, para mantenerse en el gobierno, ora en funciones como Gobernador, ora como Diputado o Senador de la Nación o consejal
Por ejemplo, en San Juan, el actual gobernador José Luís Gioja, esta convencido de que lo mejor para él, y para su provincia, es su re-reelección al frente del poder ejecutivo provincial. Para ello, promovió la reforma de la Constitución local, limitación constitucional que no le preocupa en razón de contar con una cómoda mayoría legislativa y un grupo de legisladores tan enfermos como él, que obsecuentes y disciplinados, alteran y afectan el sistema democrático, alentando que la población vea en ellos los verdaderos virus que incuban y propagan la perversa enfermedad del poder vitalicio.
Otro caso singular es el de Formosa, donde el gobernador Gildo Insfrán cumple su quinto mandato consecutivo. Supera el récord de Adolfo Rodríguez Saá, quien gobernó San Luis desde 1983 hasta fines de 2001, cuando asumió por muy pocos días la presidencia de la Nación, en medio de la recordada crisis institucional.
En Tucumán, José Alperovich, quien, merced a una cláusula transitoria añadida a la Constitución, logró que su segundo mandato al frente del Ejecutivo provincial fuese considerado el primero y así poder aspirar a ser elegido para un tercer período consecutivo.
Han sido reelegidos Luis Beder Herrera (PJ-La Rioja), Jorge Sapag (MPN-Neuquén), Daniel Peralta (PJ-Santa Cruz), Fabiana Ríos (ARI-Tierra del Fuego), Sergio Urribarri (PJ-Entre Ríos), Maurice Closs (PJ-Misiones), Jorge Capitanich (PJ-Chaco), Juan Manuel Urtubey (PJ-Salta) y Daniel Scioli (PJ-Buenos Aires).
La obsesión reeleccionista no se agota en los gobernadores, alcanza, como dijimos a Diputados Nacionales, Senadores nacionales, intendentes y ello alcanza a Sanz, Morales, Carrió, Javkin, Comi, Boaso, Giustiniani,etc. La "enfermedad" es de la clases política y no de un partido político.
En el Gran Buenos Aires, empezando por el de Vicente López, Enrique García, está al frente de la comuna desde 1987, los peronistas Julio Pereyra (Florencio Varela), Hugo Curto (Tres de Febrero) o Raúl Othacehé (Merlo), quienes gobiernan desde 1991 en forma ininterrumpida.
El ex presidente Carlos Menem, quien impulsó la última reforma constitucional para lograr su reelección -y luego vio frustrado su intento de una segunda reelección-, no ha dudado en pactar con el kirchnerismo riojano para poder renovar su banca de Senador nacional en octubre. Tal vez su necesidad de mantener los fueros que lo preservarán de una eventual condena en el juicio por el contrabando de armas del Ejército a Croacia y Ecuador, en el que se encuentra acusado, ha pesado más.
El sistema republicano exige periodicidad en los mandatos. Ello fortalece la renovación parlamentaria, la rendición de cuenta del ex funcionario, la transparencia, el acceso de nuevas alternativas en la función pública, la posibilidad que los jóvenes se interesen por participar y sentir a la política como algo propio y NO como algo ajeno a ellos, como sucede en la actualidad.
A veces, el requisito que es parte de nuestras reflexiones, se distorsiona y juegan sutilezas: Un concejal que se transforma en Intendente, más tarde en legislador provincial, luego en Gobernador, más adelante en Senador...Ese ciudadano se divorcia de la realidad de todos los días durante veinte o treinta años, vive en un “micro-clima”, rodeado de obsecuentes camaradas, compañeros, correligionarios, desconociendo la situación social que se desnuda y delata en la puerta de su propia mansión exigiendo más planes sociales y que, interrogado por la prensa, se limita a responder muy seguro de sí: “ Son pequeños grupos de inadaptados que constituyen grupos de presión e intentan desestabilizar el sistema democrático...”
Juan Bautista Alberdi consideraba acertadamente que detrás de todo intento reeleccionista en un cargo público ejecutivo se oculta la voluntad del gobernante de perpetuarse en el poder.
En los regímenes monárquicos, el Rey es vitalicio. En los sistemas parlamentarios y monárquicos, donde la función de Jefe de Estado y Jefe de Gobierno están separados y conviven en consecuencia el Rey o la Reina junto con el Primer Ministro o el Presidente; los primeros preservan por supuesto la condición vitalicia y los últimos asumen la representación parlamentaria y están sujetos a su relevo por decisión de sus propios pares.
En nuestro sistema presidencial, donde el Jefe de Gobierno es el Jefe de Estado, los funcionarios tienen una marcada y manifiesta tendencia a contraer la enfermedad del poder, la que no se limita a la expuesta, sino que también se suma la Presidencia del Partido Gobernante, la Presidencia de la Fundación que lleva su propio nombre, etc.
El impedimento de la reelección inmediata, que sólo conservan unas pocas provincias, como Mendoza, Santa Fe y Río Negro, es una saludable dosis de anti-virus. Reconforta y potencia, por ejemplo, que se puedan someter a la decisión electoral de los ciudadanos, nuevas alternativas.
No siempre es así. En Santa Fe, por ejemplo, Bonfatti, ejerce la función pública en diferentes cargos desde 1983; Giusttiniani, ya lleva dos periodos como senador de la Nación, lo que implica un mandato de doce años y pretende ser diputado provincial; Barletta, rector de la UNL, intendente de Santa Fe, diputado nacional, hace más de dieciséis años que no trabaja como Ingeniero; Rossi, actual Ministro de Defensa, ex Diputado Nacional reelecto, ha sido antes de su acceso al Congreso de la Nación, Concejal por varios períodos en Rosario...
Lo expuesto, como observamos no es patrimonio de un partido o alianza determinado. La enfermedad no discrimina.
Sería interesante en una eventual reforma constitucional instalar un sistema semejante al de EE. UU: Cuatro años con posibilidad de reelección inmediata y después NUNCA MAS. Lo mismo aconsejaría para los legisladores. Estoy convencido que tendríamos una importante RENOVACION DE DIRIGENTES Y UNA ENORME PARTICIPACION DE JOVENES.
(Fuente: LA NACION- 1º de Abril 2011 y reflexiones propias).